Tal vez perdí cinco litros de lagrimas rojas. Me convertí en un vampiro diurno, refugiándome en las sombras que daba el día. Me movía sigilosamente, quemándome para quedarme en la próxima esquina. Cuando ya se hacia de noche podía estar tranquilo del sol y descansaba. Y así durante décadas, siglos, milenios. Pero un día sin previo aviso, hubo un eclipse, no sabia que sucedía, la luna estaba roja, era una especie de día-noche, la gente estaba perturbada y yo también. Antes del regular letargo una mirada invadió mi sien desde la multitud, penetro la carne seca hasta el lugar donde existían los pensamientos y todo lo que los mortales llaman emociones. Empece a sentir algo moverse por mis oxidadas tuberías que transportaban la antigua vitae. La piel volvió a tener color, hubo calor, la ansiedad me invadió; quería saber que estaba sucediendo. Un golpe de sangre impacto en mi pecho afligido como un tambor golpeado a repetición. DESPERTÉ ! , costo, había estado durmiendo mucho tiempo. Intente recuperarme y buscar la mirada , pero se perdió entre el tumulto de gente.
Ahora vago buscándola, quemándome con la luna, entre cada esquina de la ciudad , en cada noche, a veces siento que esta cerca, pero luego la sensación desaparece. No importa como termine esto, un final feliz o una tragedia, estoy vivo gracias a la energía de esa mirada en la noche de aquella luna sangrienta.
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